Podríamos definir el temperamento, como la forma en que los niños responden ante el mundo. Esta respuesta podría medirse o evaluarse en función de una serie de características.
Características del temperamento.
Reactividad
La reactividad es la forma en que los niños reacciona fuertemente ante en todos emocionalmente frustrantes O situaciones en las que no se salen con la suya.
Los niños reactivos tienden a sentir las cosas con fuerza.
Autocontrol
Esta característica define la capacidad del niño para controlar su comportamiento. También indica qué capacidad tienen los niños para controlar su atención Y como de persistente son.
Sociabilidad
Mediante la sociabilidad podemos conocer cómo de cómodos se sienten los niños cuando conocen a personas nuevas o tiene nuevas experiencias.
Cuando nace cada niño tiene su propio temperamento, algunos lloran más y otros menos, algunos llaman más tu atención que otros, la forma de llamar la atención es diferente entre unos y otros…
Como padres podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar las partes positivas de su temperamento.
¿Cómo gestionar el temperamento de los niños?
Podemos intentar entender en qué situaciones nuestros hijos pueden encontrar dificultades debido a su temperamento y ayudarle en el manejo de estas situaciones.
Aspectos a tener en cuenta con el temperamento de nuestros hijos dependiendo de la reactividad
Los más reactivos pueden mostrar mucha alegría cuando sucede algo bueno y pueden manifestar mucho enfado o frustración cuando algo no sale como ellos quieren.
Ayudaremos a nuestros hijos más reactivos enseñándoles a responder con más calma, incitándoles a que se relajen, a que piensen las cosas más despacio y utilizando palabras más suaves.
También suelen ser muy activos físicamente y necesitar mucho tiempo de juego, podemos probar a realizar diferentes actividades deportivas con ellos, pero también les vendría bien algún ejercicio de relajación.
Es más fácil llevarse bien con los niños menos reactivos pero pueden ser menos asertívos. Quizás debamos enseñarle cómo defenderse mejor. Podemos practicar con el diferentes situaciones en las que intentemos que ofrezca respuestas asertivas.
También los niños menos reactivos suelen ser menos activos físicamente, pero podemos realizar con ellos numerosas actividades manuales o dibujar. También debemos buscar algún tipo de actividad física que les motive y practicarlas juntos.
Tratar el temperamento desde el punto de vista del autocontrol
Cuando tratamos con niños que tienen mayor autocontrol es más fácil controlar sus emociones y la frustración, se pueden calmar más rápido después de algo que no ha sido de su agrado.
Un niño con mayor autocontrol tiene mayor capacidad de atención, es más perseverante con las cosas que no le han salido bien hasta que finalmente lo consigue, hacen mejor frente a los contratiempos y son capaces de superar tareas sin demasiado control por parte de los padres.
A los niños que les cuesta más concentrarse, necesitarán más tiempo de supervisión por parte de los padres, para realizar tareas que sean difíciles. Estos niños pueden cambiar rápido de una tarea otra y pueden ser muy creativos, pero también deben desarrollar habilidades de concentración.
El temperamento desde el punto de vista de la sociabilidad
Si tu hijo es muy sociable le gustará mucho estar con otras personas, quedar con amigos, hacer actividades grupales, pero tienen que entender que no siempre hay que organizar citas con otros amigos para tener que pasarlo bien.
Si tu hijo no es muy sociable, probablemente se entretenga solo jugando y realizando actividades, pero en muchas ocasiones deberemos ayudarle a hacer amigos, sobre todo si no se siente cómodo en grupos o en fiestas. Podemos empezar por poco invitando a uno o a dos amigos a casa para que jueguen con él y poco a poco ir ampliando el número de amistades.