Una relación amorosa, afectiva, estable y receptiva con los padres es fundamental para el desarrollo óptimo de los niños.
A través de las relaciones afectivas, los niños aprenden a razonar, comprender, comunicarse, comportarse, expresar emociones y desarrollar habilidades sociales.
Jugar con tu hijo fortalecerá la relación entre ambos y lo animará a explorar, observar, experimentar y resolver problemas.
¿Por qué las relaciones afectivas y de crianza son tan importantes?
Las relaciones de los niños dan forma a la manera en que estos ven el mundo y afectan a todas las áreas de su desarrollo futuro.
A través de las relaciones con los demás los niños aprenden sobre su mundo, de ahí la importancia que estas sean percibidas como positivas.
Las relaciones afectivas permiten que los niños se expresen, un grito, una risa, una pregunta, y recibir algo como respuesta, un abrazo, una sonrisa...
Lo que los niños "reciben" les da información muy importante sobre cómo es el mundo que les rodea y cómo actuar en este mundo: cómo pensar, comprender, comunicarse con los demás, comportarse, mostrar emociones y desarrollar las habilidades sociales necesarias.
Por ejemplo, es normal que tu bebé quiera comunicarse contigo a través de balbuceos, expresiones de la cara y gestos como saludar, asentir con la cabeza y sacudirla.
Es bueno cuando respondes con el mismo tipo de "lenguaje" y gesticular, porque esto demuestra calidez y amor. Al responder de manera cálida, amorosa y amable, está ayudando al bebé a aprender las formas básicas de comunicación, comportamiento y emociones. También estamos haciendo que el niño se sienta seguro y protegido, y estamos construyendo una relación sólida entre ambos.
Y cuando su hijo se sienta seguro y apegado a ti, será más probable que tenga la confianza para explorar su mundo. Eso es porque él sabe que estás ahí para apoyar, animarle y compartir nuevas experiencias con él.
Las relaciones tempranas más importantes de tu hijo son contigo, otros familiares cercanos y cuidadores o educadores.
Explorar el mundo le da al niño nuevas experiencias. Tu hijo necesita la estimulación de estas experiencias para aprender a pensar, comunicarse, reaccionar y socializarse con los demás. Cuantas más experiencias tenga contigo de apoyo, mejor crecerá y se desarrollará.
La importancia de tus relaciones con los demás.
No es solo la relación entre ambos lo que determina el desarrollo del niño. También son tus relaciones con los demás.
Tu hijo ve cómo te comportas y te comunicas con otras personas en tu vida diaria, por ejemplo, con tu pareja, familiares, amigos y profesores.
Esto le muestra al niño cómo ser y comportarse con los demás y cómo otras personas se comportarán a cambio. Si tu hijo ve y copia relaciones amables y respetuosas, aprenderá a actuar de esta manera en sus relaciones con los demás.
Los beneficios de una buena relación padre hijo
Las relaciones cálidas y afectuosas entre los padres y sus hijos desarrollan la confianza y resilencia. Esto prepara a tu hijo para las cosas con las que se encontrará más adelante en la vida, como resolver problemas, lidiar con el estrés y establecer relaciones sanas con otras personas en la adolescencia y la edad adulta, y cómo evitar la frustración en caso de fracaso.
Los fuertes vínculos y relaciones tempranas en la vida también hacen que sea más probable que el niño tenga mejor salud mental y menos problemas de conducta.
Al construir una relación afectiva con tu hijo estás ayudando a moldear al adulto en el que se convertirá y le estás dando una base sólida para el resto de su vida.